Cómo elegir a un buen socio para emprender

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Montar una empresa es en la actualidad la única salida para muchos desempleados que no encuentran trabajo y que buscan dar un revulsivo a su vida encontrando de esta manera un futuro laboral por su cuenta y sin depender de nadie.

En España, pese a los avances que se han producido en los últimos meses, no es fácil montar una empresa. Los trámites, los costes, el estado actual de la economía… son cortapisas que dificultan la creación de nuevas compañías y que impulsa a muchos emprendedores a buscar un socio para poder poner en marcha su iniciativa empresarial.

Como en todo, es evidente que tener un socio tiene su parte positiva y su parte negativa. En la parte positiva, si finalmente te decides por asociarte con alguien, tendrás al lado a una persona que invertirá en la empresa capital, conocimientos o su experiencia laboral, y con la que compartirás las preocupaciones y la búsqueda de salidas a los problemas.

Visto así, tener socios está genial porque sientes que no tiras tú solo del carro y porque tienes un equipo en el que confías, crees y con el que te motivas de forma conjunta.

Pero como bien sabemos, no es oro todo lo que reluce, y aunque al principio todo son buenas intenciones y mucha ilusión por emprender juntos una aventura empresarial, el día a día puede darnos una desagradable sorpresa dependiendo de con quién nos hayamos asociado.

A fin de cuentas, constituir una sociedad es casi como contraer matrimonio, y por ello, hay que tener muy claro con quien te asocias, partiendo de la base de que según las estadísticas, la mitad de las sociedades no suelen sobrevivir. Y de las pocas que lo hacen el primer año, un gran porcentaje son las llamadas “startup zombie”, o empresas que alargan sin sentido una muerte anunciada durante 12 meses más.

Mesas de vida media de una empresa en España

Por eso, vamos a ver en este post unos pequeños consejos para tratar de escoger al mejor socio antes de emprender para evitar que nuestro proyecto empresarial acabe en un sonoro fracaso. Recuerda que los problemas entre los socios suelen ser una de las causas más importantes para que una empresa de nueva creación termine cerrando.

1. Busca personas afines y disciplinadas

Todos sabemos lo que supone tener una empresa. Meter muchas horas, pasar más tiempo en la oficina que en casa o con amigos… Por eso es fundamental encontrar un socio que sea a fin a tu personalidad, y sobre todo, que sea disciplinado y que esté comprometido con la empresa. Una persona que sepa donde se mete y que conozca los sacrificios que hay que hacer tanto a nivel económico, como personal si se quieren alcanzar los objetivos planteados.

Si estás pensando en emprender o empezar un negocio con alguien, independientemente de ser un amigo de toda la vida, o un completo desconocido, asegúrate de que sea una persona trabajadora y comprometida, ingredientes clave para la receta del éxito.

También es importante conocer el ritmo de trabajo de la persona con la que te quieres asociar. Imagina por un momento que tú trabajas con tiempo y te gusta tener los encargos preparados antes de que el cliente los necesite porque no te gusta trabajar bajo presión, pero en cambio a tu futuro socio le encanta el riesgo y lo deja todo para última hora. Esta forma tan distinta de trabajar puede acarrearte más de un disgusto, sobre todo si en algún caso no se puede entregar el encargo por haber ido tan ajustado de plazos.

2. Socios que compartan tu filosofía de vida

Es evidente que tu socio tiene que tener una serie de afinidades personales, pero todavía más importante si cabe es que tu futuro socio comparta tus valores y la forma que tú tienes de ver la vida, y de cómo se gestiona una empresa. Antes de comenzar a buscar un socio, deberías hacerte esta pregunta ¿prefieres un socio ‘normal’ con una filosofía ética y moral similar a la tuya, o prefieres a un socio brillante pero sin escrúpulos al que no le tiembla el pulso para saltarse las leyes y arrollar como una apisonadora a vuestros clientes? Dependiendo de la respuesta que tomes, te evitarás muchos conflictos morales en el futuro.

3. Busca un socio que te complemente

Cierto es que hay que buscar personas afines para facilitar el trato diario y la toma de decisiones, pero además, también hay que buscar personas que completen un poco nuestro perfil.

Por poner un ejemplo, si nosotros no tenemos espíritu comercial porque tenemos un carácter más retraído, quizás sea una buena idea buscar un socio que supla esa carencia nuestra y que sea el mejor representante de nuestra empresa de cara a los clientes. Busca también socios que te complementen en conocimientos o en habilidades que consideras que son importantes para que el proyecto empresarial triunfe, o que tengan una buena cartera de contactos para realizar labor comercial en los primeros meses de vida de tu empresa. Se trata, en definitiva, de qué valores puede aportar tu socio a la empresa, y de que conforméis un equipo ganador y complementario, juntando las virtudes y capacidades de ambos. Si eres una persona creativa, busca a otra más analítica, ¡y viceversa!

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4. Socios con los que puedas hablar

Hay gente que por naturaleza, jamás se les puede llevar la contraria. Huye de ellos como si tuvieran la peste. Te interesa rodearte de gente dialogante y que sea capaz de negociar y de resolver los problemas hablando. Todo socio que anteponga su propio orgullo al beneficio de la empresa no llegará muy lejos.

El respeto mutuo es fundamental, y las personas que no se toman las críticas como una ofensa, son las propicias para alcanzar tus metas.

Como bien sabrás, en cualquier disputa hay que tener mano izquierda para sentarse en una mesa, no enrocarse en posiciones preestablecidas, y hablar hasta encontrar una postura intermedia que beneficie el negocio. Por ello, busca gente flexible con talante dialogante y poco conflictiva. Evita siempre a personas cerradas a cualquier crítica o sugerencia. Se hace enormemente complicado trabajar con aquellas que no aceptan críticas, o que piensan que no tienen nada que aprender. No hay peor ciego que el que no quiere ver.

5. Busca un socio estable emocionalmente

Hay gente que por distintas circunstancias, tienen una vida que parece una auténtica montaña rusa. Problemas en casa, con la pareja, con los hijos, con los amigos… Ese tipo de gente no nos interesa para emprender y montar una empresa. Puede que sean gente agradable, y con la que te pases genial tomándote unas cañas, pero en tu empresa necesitas un socio o socios que sean estables, y que tengan una situación emocional equilibrada. En definitiva, un socio que no te deje tirado cada dos por tres porque ha discutido con su pareja y parece que se acaba el mundo, o que tan pronto esté eufórico y con ganas de conquistar el mercado europeo, y al día siguiente no quiera salir de la cama porque tiene el día depresivo.

Todos tenemos problemas personales, pero cuando se trata de trabajo, tenemos que dejar esos problemas tras la puerta de casa y tratar de rendir al 100%, sobre todo cuando de nosotros depende que nuestra empresa salga adelante. Hay que pensar en trabajo, después en trabajo y solo en tercer lugar en trabajo.

6. La confianza es fundamental

Al igual que sucede en el matrimonio, en la relación entre los socios la confianza es fundamental.

Estás arriesgando tu capital y tu futuro laboral junto a otra persona que tendrá que tomar decisiones, manejar presupuestos y tomar decisiones importantes. Tareas que requieren de una confianza máxima para garantizar el éxito de la empresa, y también para mantener en buen estado tu salud mental. No puedes pasarte el día desconfiando por si desaparece dinero de la caja, o por si tu socio toma decisiones por su cuenta que puedan perjudicar a la viabilidad de la empresa.

La confianza es esa pieza necesaria pero no suficiente para empezar un negocio.

7. Cuidado con asociarse con familiares y amigos

Muchos proyectos empresariales surgen en una noche de copas con amigos o en una comida de domingo con la familia. Al tener confianza con ellos, además de una excelente relación personal, pensamos que eso puede ser un factor importante para garantizar el éxito del proyecto y que exista un fantástico ambiente de trabajo que ayude a superar los posibles baches que puedan surgir en un futuro.

Es cierto que en unos casos puede ser así, pero en otros muchos casos, la empresa puede contribuir a destruir esas excelentes relaciones personales debido a los problemas que surgen en el día a día de cualquier sociedad. Además, tienes que valorar si más allá de la amistad o del lazo familiar que os une, esa persona puede aportar algo de valor a tu empresa, ya sea a nivel de conocimientos, de trabajo, o de aporte de capital.

En este punto, tienes que valorar también que el proyecto empresarial tiene un alto porcentaje de probabilidades de no salir adelante, y en este caso, puede que te quedes sin empresa, y además, sin esa relación satisfactoria que mantenías con el que hasta este momento era tu socio.

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8. Evita socios que tengan problemas económicos

Es evidente que hay muchos desempleados que buscan en el autoempleo una salida laboral a su situación. Probablemente tú, que estás leyendo estas líneas, estás en esa misma situación. Pero a la hora de asociarte, debes buscar a una persona que no tenga problemas económicos y sobre todo, que no tenga deudas.

Por un lado, porque la existencia de deudas puede que os dificulte al acceso de financiación privada en caso de que fuera necesaria. Por otro lado, si tu socio tiene problemas económicos, puede que quiera tener unos beneficios inmediatos e incluso que tenga poca paciencia a la hora de poner en marcha proyectos, y todos sabemos que las prisas no son buenas consejeras. Es mejor poner en marcha una empresa paso a paso y con paciencia.

9. Déjalo todo claro desde el principio y ¡por escrito!

Cuando comienzas un proyecto, todo es ilusión, buenas intenciones y buenas palabras. Pero con el tiempo, con el día a día y con la llegada de los problemas y la toma de decisiones, comienzan los malentendidos y los enfrentamientos. Y cuando antes no había problema en el reparto de resultados, o en trabajar por ejemplo dos domingos seguidos, puede que con el tiempo sí que surja un roce por este o por otros motivos.

Así que lo mejor es que lo dejes todo bien claro y por escrito desde el principio. Desde qué modelo de empresa queréis, hasta dónde queréis llegar con ella, cuanto queréis ganar, qué pasa sin un día queréis vender la empresa… Trata de no dejar nada al azar o a la providencia y a la buena fe de tu socio. Al existir unas reglas pactadas previamente, evitarás problemas y malentendidos innecesarios. Todos los socios sabréis a qué ateneros en cada situación, y te evitará muchos dolores de cabeza.

10. Piensa en una salida

Puede que la empresa marche bien, pero que la relación con tu socio vaya cada día peor. Para evitar que la empresa se vaya a pique por los desacuerdos entre los miembros de la sociedad, lo más conveniente es pensar desde el momento de la creación en una fórmula para facilitar y simplificar la salida de uno de los socios de la empresa, dando opciones para que el socio que se queda pueda comprar el resto del negocio y asegure así la viabilidad del proyecto. A fin de cuentas ya lo dice el refrán, hombre, o mujer precavida, vale por dos.

11. Sobre todo, que tu socio tenga sentido del humor y optimista

Como última recomendación para buscar a la persona junto a la que quieres emprender, no podía faltar que tu futuro socio tenga sentido del humor. La gente con sentido del humor genera buen ambiente en torno a ellos, afronta los problemas con otro punto de vista, y te ayudará a relativizarlo todo ¡Suerte en la búsqueda del socio perfecto!

Y el socio lo eliges tú, en todo lo demás ¡podemos echarte una mano nosotros!

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