Asesoría laboral, ¿para qué la necesita mi empresa?

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El factor humano en una sociedad mercantil es un equipo de personas que suman sus esfuerzos para conseguir unos objetivos dentro del ámbito laboral. Y la relación que une a todos esos individuos, independientemente del cargo o función que ocupen, está regulada por las leyes del ordenamiento español con el fin de asegurar una coherencia entre todos los entes y establecer marcos comunes de actuación.

En esencia, al vínculo que une a un trabajador con la empresa que le paga su salario se lo denomina relación laboral. Y evidentemente cada una de las partes en este ‘acuerdo’ tiene una serie de derechos y obligaciones que debe cumplir para con el otro. En el caso de la empresa, con varios fines: que sus empleados estén satisfechos y se sienta valorados y respaldados, y que la inspección de trabajo no de más miedo que la película de El Exorcista.

En este post vamos a analizar los motivos por los que toda empresa que cuente con empleados debe estar apoyada por un servicio de asesoría laboral, para evitar de esta forma sanciones por parte del Ministerio de Empleo o de la Seguridad Social, y para que la proyecte una imagen de seriedad y profesionalidad.

El contrato laboral, el primer punto de una bonita relación

Cuando se analizan los puntos en los que una asesoría laboral contribuye al buen funcionamiento de una empresa, el primero de ellos tiene que estar relacionado casi obligatoriamente con los contratos.

Como decimos, el sentido de una asesoría laboral está en ayudar al emprendedor en la relación con sus empleados, por los que primero, como es lógico, tiene que tener asalariados a su cargo.

Y la puerta de entrada de cualquier persona a una sociedad mercantil es el contrato laboral. En la actualidad, en este otoño de 2016, existen cuatro grandes tipos de contrato que las empresas pueden aplicar según sus necesidades. Y es importante conocerlos todos para tener claro cuál se puede ajustar mejor a la realidad de la sociedad, a su viabilidad económica, y a sus exigencias.

La primera consideración acerca de los contratos es su durabilidad. Los hay por de carácter indefinido y los hay limitados a un periodo concreto, por unos meses o por el tiempo que dure un proyecto. Cada uno de ellos tiene sus características e implica una serie de obligaciones distintas, y ahí es donde entra la labor del asesor para valorar cuál puede adaptarse mejor a cada situación. Además también hay contratos de formación, para incorporar a gente joven, y también sería interesante conocer los incentivos que pone en marcha el Estado para la contratación de determinados sectores de población.

Una vez elegido el tipo correcto de contrato (que insistimos, dependerá de las necesidades de la empresa), hay que redactar cada uno de los puntos tal y como exige la Ley. Es importante que en los contratos de trabajo figure toda la información necesaria para que el trabajador pueda evaluar su conveniencia, y esto incluye el salario a percibir, la duración del contrato, las horas semanales, la categoría o puesto que desempeñará el interesado, así como información sobre la empresa (NIF, domicilio social, razón social, etc.) y sobre el que será empleado.

Es importante incidir en que el contrato debe ser correcto y ajustado a la legalidad ya que de lo contrario puede ser la semilla que haga crecer un árbol lleno de problemas en el futuro.

El vínculo con la Seguridad Social, tus nuevos “socios”

Cuando una persona monta una empresa tiene que contar que no va a estar sola. Y no nos referimos precisamente a socios que te van a apoyar, que van a invertir en tu proyecto, que van a ser tus acompañantes en los malos momentos. No.

La Seguridad Social y Hacienda van a ser tus nuevos acompañantes en esta aventura empresarial. Y será mejor que tu relación con ellos se ajuste a sus exigencias, o de lo contrario puedes verte asediado por multas y sanciones que torpedearán tu progreso. La Ley es la Ley, dura, pero la Ley, que decían los romanos.

Si estás al frente de una empresa esto no te será nuevo. En cuanto das de alta tu negocio, y a ti mismo como autónomo, comienza la relación con la Seguridad Social. Pero esta unión se hace más sólida cuando hay asalariados ya que de forma mensual hay que pagar las cuotas establecidas en tiempo y forma.

No solo eso, sino que cuando decides unir a una nueva persona a tu equipo, tendrás que contar con los trámites que exige la Seguridad Social para dar de alta a ese trabajador dentro de los plazos establecidos. De igual modo, también el proceso de dar de baja es importante y de obligatorio cumplimiento para la sociedad mercantil, así como cualquier modificación sustancial que se produzca en la relación contractual o en referencia a la provincia donde el empleado desempeñará su ocupación.

Por todo ello es imprescindible contar con el servicio profesional que ofrece un asesor laboral, la persona especializada en este tipo de trámites. En Easyoffer disponemos de los mejores, cerca de ti, y te proponemos contactar con ellos de una forma sencilla, sin coste ni compromiso. Solo tienes que rellenar el formulario online que aparece en nuestra web, explicarnos tu situación, y recibirás un máximo de tres presupuestos personalizados para que puedas elegir a tu asesoría de confianza.

El despido, una (desagradable) batalla por librar

Uno de los momentos duros que llega para cualquier empresario, especialmente en sociedades pequeñas y medianas, es el del despido. Evidentemente el principal afectado es el trabajador al que se le extingue el contrato, y es quien se va a llevar la parte más fea, pero también el empleador tendrá que lidiar con una situación que para nada es grata.

Para plantear un despido hay que tener claro que es imprescindible adaptarse a lo que dice el ordenamiento jurídico. Son muchos los problemas que se pueden derivar de un despido mal hecho, hasta el punto de acabar en los juzgados con un veredicto en contra lo que supondrá pagar una indemnización más elevada de lo que correspondería además de los trámites del propio proceso judicial.

Por lo tanto para evitar llegar a esa situación, hay que dejar el despido en manos de los asesores laborales. Existen varios tipos de despidos según las circunstancias, por lo que una empresa no puede en principio desprenderse de sus empleados así como así, sino que debe haber un motivo. Hay que dejar claro que el despido siempre parte de una decisión de la empresa, generalmente unilateral ya que si es el empleado quien decide marcharse se considera una baja voluntaria, o una renuncia.

Las causas que puede esgrimir una empresa para finalizar la relación con un trabajador son varias. Se considera un despido disciplinario cuando el empleado incurre en una de las infracciones contempladas como tal en el Estatuto de los Trabajadores (un comportamiento violento, desobedecer órdenes, bajar voluntariamente la productividad, etc.). En este caso no hay que indemnizar al trabajador, pero es importante que las causas sean reales ya que en última instancia el despedido puede intentar acudir a la justicia si considera que no se daban los motivos suficientes.

Otro tipo de despido es el objetivo, cuando la empresa alega razones internas (de funcionamiento, o económicas principalmente) o prevé que los ingresos vayan a caer y por lo tanto necesita reducir costes para mantener la salud financiera. En este caso sí conlleva indemnización, aunque conviene saber que también existe despido objetivo cuando el trabajador no cuenta con la cualificación necesaria para un puesto, y en este caso la empresa no deberá nada al empleado.

La asesoría va a ser clave en cualquier tipo de despido, y especialmente cuando se trate de despidos colectivos (que afecten por lo menos a un diez por ciento de los empleados) y en casos de Expediente de Regulación de Empleo (ERE) tenga este el carácter que tenga –temporal, definitivo, reducción de jornada, etc.-. Hay que ser especialmente cuidadoso en estos casos ya que es frecuente que un despido masivo afecte, en mayor medida cuanto más grande sea la compañía, a la imagen de esta debido a las protestas y manifestaciones de los sindicatos si las negociaciones no siguen los cauces deseados por ambas partes.

No tiembles con la inspección de trabajo

En este post os hablábamos del miedo que genera la visita del Inspector de Hacienda (así, todo en mayúsculas, para darlo más fuerza) en cualquier negocio. Y el mismo ‘canguelo’ se puede extrapolar a la visita del inspector de trabajo.

No nos vamos a engañar, tener todo perfecto en una empresa no es fácil. La compleja y abundante normativa existente hace que no siempre se cumpla con todos los estándares exigidos. Pero es importante que al menos en materia de seguridad laboral, y en relación con el cumplimiento de las condiciones pactadas en los contratos, seas muy riguroso para evitar sanciones, ya que son dos de los puntos que más preocupan en las inspecciones.

El ser inspeccionado depende un poco del azar, salvo que haya sospechas sobre tu negocio. Puede que no te llegue nunca (infrecuente en empresas que acumulan unos cuantos años de experiencia) o puede que a los pocos meses de inaugurar tu empresa tengas al inspector haciéndote una visita. Por eso, para evitar males mayores, no descuides ser riguroso con el cumplimiento de la Ley. Y si cuentas con el conocimiento de una asesoría, la próxima vez que recibas al funcionario lo harás con una sonrisa y sin que tiemblen las piernas.

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Evitar accidentes laborales, una prioridad

En materia laboral una de las prioridades que tiene cualquier empresa es la de evitar que se produzcan accidentes, que no solo tienen un importante coste humano sino también de capital.

Es cierto, es imposible reducir a cero las probabilidades de que alguien sufra un percance en una oficina o una industria. Nadie está exento de peligro. Pero la responsabilidad que tiene el empresario es la de cumplir con lo que dicen las leyes para prevenir en la medida de los posible estos accidentes. Y, si se produjesen, saber cómo responder con rapidez.

Esto es básico porque una mala política de prevención de riesgos laborales puede desembocar, si se produce algún accidente y se demuestra que no se ha debido únicamente a la imprudencia de quien lo ha sufrido, en una inspección de trabajo que analice minuciosamente cada uno de los errores que ha cometido la empresa. Luego llega la multa. Y todo eso a mayores de lo que supone que una persona del equipo de trabajo haya resultado herida (la salud de ese individuo en primer término), y además pueda estar de baja.

Encuentra la subvención que impulse tu negocio

Otra de las facetas dentro del asesoramiento laboral es la relacionada con la búsqueda de ayudas públicas. Este es un tema en algunos casos espinoso, porque hay quien prefiere prescindir de subvenciones, mientras que otros sí se muestran partidarios de solicitarlas y buscar así un posible impulso para la sociedad mercantil.

Cuando se recibe una subvención ese dinero no hay que devolverlo, pero sí que hay que responder a las obligaciones contraídas con el Estado o la Administración que conceda la ayuda. De esta forma conviene antes de pedir estudiar bien las bases de cada convocatoria y los requerimientos que imponen, ya que el no cumplimiento puede ser, una vez más, motivo de sanción e incluso ser considerado un delito, para los casos flagrantes y de un volumen de dinero considerable.

Mejora el clima laboral con empleados felices

No existe una fórmula matemática que asegure el éxito empresarial. Pero sí es cierto que los expertos recomiendan tener un clima de trabajo sano y motivador para hacer que los empleados rindan mejor y sean más productivos, y al mismo tiempo se identifiquen con la sociedad mercantil que los tiene contratados.

Evidentemente hay muchas formas de tener a los trabajadores contentos, casi tantas como dé de sí la imaginación de los administradores. La flexibilidad en los horarios, la posibilidad de conciliar vida laboral y familiar, o el reconocimiento del trabajo bien hecho son algunas de las acciones encaminadas a satisfacer al asalariado, pero ni mucho menos son las únicas.

La asesoría laboral te ayudará a encontrar fórmulas efectivas en esa optimización del capital humano, y además será la responsable de gestionarte peticiones que pueden hacer los trabajadores en materia de pensiones, jubilaciones, o excedencias. Esto puede parecer anecdótico, o es posible que no se haya contemplado siquiera, pero una buena gestión en estos temas, al igual que en el reparto de vacaciones o en la posibilidad de solicitar días libres, contribuirá a que tus empleados sientan orgullosos de trabajar para la empresa.

Una de las claves para liderar una empresa de éxito es contar con buenos colaboradores. Si quieres que la relación laboral con tus empleados y con la Seguridad Social sea amable y nada problemática, no dudes en solicitar los servicios de una asesoría especializada en derecho laboral. Además de mejorar los vínculos dentro de tu sociedad mercantil, te permitirá ahorrar dinero y quebraderos legales de cabeza.

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